No nos es desconocido para ninguno de nosotros el sentimiento de los celos, y existe en todas las relaciones, entre hermanos, amigos, compañeros de trabajo, pero en este artículo me voy a referir a las relaciones de pareja...
Por: Rosario González Franco
No nos es desconocido para ninguno de nosotros el sentimiento de los celos, y existe en todas las relaciones, entre hermanos, amigos, compañeros de trabajo, pero en este artículo me voy a referir a las relaciones de pareja.
Para ir guiándonos en el tema, tomamos la definición del Diccionario de R. Chemama y B. Vandsermaersch: “Conjuto de sentimientos dolorosos y de ideas en un sujeto que teme, sospecha o tiene la certeza de que su objeto de amor le es infiel¨. Esto, hace sentir a la persona celosa, temor a la pérdida de su pareja, ansiedad, ofensa, desconfianza, sentimientos hostiles hacia el rival y hacia la pareja, autocrítica contra el propio yo, responsable por la pérdida de la pareja. Es el motor central en la violencia de género que continuamente denuncian los medios de comunicación y con los que constantemente nuestros esfuerzos como psicoterapeutas están encausados a darle apoyo y entendimiento a esta problemática, y esta es la finalidad de este artículo.
Cuando estos celos son normales y cuando son psicopatológicos, la respuesta la podemos observar en relación al sufrimiento que causa a la pareja y por lo tanto a la relación familiar. Tenemos que tomar en cuenta que en los celos enfermizos, la hostilidad hacia la pareja que se cree le ha engañado es muy cruel y los sentimientos de extrañeza de la parte acusada suelen causan desorganización emocional –y esto es maltrato psicológico-. En segundo lugar esta el sentimiento de sentir la pérdida de la pareja. Existe otro sentimiento oculto en los celos: el de posesión. La creencia de que la “otra persona nos pertenece y nos debe ser absolutos en sus afectos”, esto es cuando observamos que la persona explota al notar que otras personas aprecian a su pareja sin ser nada fuera de lo socialmente aceptable. Frank Pittman nos dice: “los celos y la envidia se suelen confundir. Mientras que los celos son normales y necesarios bajo ciertas condiciones, la envidia es una emoción bastante desagradable. Los envidiosos (todos lo somos hasta cierto punto) quieren más. No sólo quieren lo que otros tienen, sino que además quieren que los otros no lo tengan. Pasan la vida sintiéndose despojados y, por eso, merecedores de mejor suerte. El amor que reciben nunca les parece suficiente y tienen poco amor que dar (lo cual no debe extrañarnos)” Pittman agrega: “los verdaderos envidiosos, suelen ser extremadamente competitivos; suponen que otros rivalizan con ellos en aquellas áreas en que se sienten más inseguros. A veces, suponen que su pareja se siente atraída por lo que ellos envidian en otros”.Hay dos puntos más que me parecen importantes destacar del libro de Pittman y que son: “1. Los celos y la autoestima: las personas demasiado celosas se suelen sentir despreciables. Su desvalorización que proviene en lo esencial de su interioridad, puede derivar de un secreto (una relación incestuosa en la niñez o una aventura amorosa del pasado), una imperfección muy criticada en su familia de origen (ser menos listo o agraciado que un hermano, hermana o progenitor) o un matrimonio anterior fracasado. Algunos se sienten más celosos en períodos de fracaso o pérdida. Quiénes sufren la pérdida de un empleo, la muerte de sus padres y la partida de los hijos, quizá se sientan perdidos y quieran atraer más hacia sí a su cónyuge. Si en ese momento una mayor intimidad no es conveniente para este, pueden surgir los celos. 2: Quienes han sido infieles recientemente (y están avergonzados de su acción) suelen ser los candidatos más probables a manifestar ataques de celos no provocados. La persona asustada y culpable que crea distancia para proteger un secreto y, al mismo tiempo, se angustia y clama por una mayor proximidad, tal vez manifieste celos incoherentes y desorientadores por el hecho de pedir simultáneamente intimidad y distanciamiento. Cualquier respuesta del cónyuge aumentaría su angustia en uno u otro sentido”. Ahora quiero hablarles de otro tipo de celos, y es el caso de las personas con adicción al alcohol, y voy a citar aquí el libro del Dr. Armando Barriguelte: ¨Lo que el vino se llevó” : “En sociedades en las que el uso del alcohol se acostumbra como ansiolítico social sería muy difícil encontrar a alguna persona adulta que en cierta ocasión, por motivos de alegría o de tristeza, no se haya emborrachado una o varias veces. El enfermo alcohólico, cuando está borracho, es igual o parecido a cualquier persona que tomó en demasía, lo que pasa con él es que, a diferencia del que se emborracha solamente, mientras más toma, más quiere y al día siguiente, esas ganas de repetir la tomada vuelven a aparecer y las lleva a cabo, y el que únicamente se emborrachó, al día siguiente no quiere saber nada de la bebida, se ha olvidado del alcohol; en cambio el que ha contraído la enfermedad se queda “pegado” a ella, y al otro día vuelve a beber, ya sea abiertamente, o a escondidas, o se aguanta, según las circunstancias, pero el alcohol continúa presente en él”.Espero que con lo anterior les haya quedado claro cómo pueden darse cuenta de si su pareja tiene adicción al alcohol: su vida, gira alrededor del alcohol, esta es la característica principal de la adicción. Por ejemplo, hasta los cumpleaños de los niños las quieren hacer alrededor del alcohol, pretexto del cumpleaños. Quiero mencionarles ahora otro comportamiento que nos menciona el Dr. Barriguete en su libro: “Comportamiento grandioso y fanfarrón. Cuando un sujeto es afectado por la enfermedad, pese a la negación que hace de ella, en alguna parte de su mente advierte que el alcoholismo está produciendo en él, o ha producido ya, un respetable grado de degradación moral y social; para contrarrestarlo se forra con un ropaje grandioso y fanfarrón, para lucir todo lo contrario del deterioro que va constatando en sí mismo. Con su conducta grandiosa y fanfarrona el alcohólico no solamente trata de dar una imagen diferente hacia el exterior, sino que es un mecanismo dirigido a convencerse él mismo de su grandiosidad. Dime de qué presumes y te diré de lo que adoleces.” Voy a destacar otro punto en el comportamiento de las personas con adicción al alcohol, para inmediatamente llevarlos a la comprensión de los celos en la relación de la pareja y concluir. El siguiente punto que quiero destacar es el que menciona el Dr. Barriguete: “Cambio en la interpretación de las relaciones interpersonales. El juicio se altera cuando se juzgan acontecimientos que tienen relación con la manera excesiva y desordenada de beber alcohol. Se me ocurre traer como ejemplo aquel relato de Modesto en donde él se describió como dos hombres: uno triste, amenazado, desinteresado de la vida, culpable, avergonzado, temeroso, débil, confuso, y otro que trataba de disimular todo lo anterior, se levantaba temprano para trabajar, hacía cosas lo más agradables posible en el exterior, trataba de beber sin el exceso de otros días, y todo esto para poder alargar también un poco más, la vida de infierno que secretamente estaba llevando, para pagar culpas actuales provocadas en su conducta violatoria de los mandamientos social por las anteriores infantiles e inconcientes, que son las generadoras de este nuevo estado de mala conciencia del alcohólico. Decía que para conservar el precario equilibrio entre esta enfermiza y atávica necesidad de beber y la percepción del daño que se produce y está produciendo a su alrededor con esta conducta, para acallar ilusoriamente a su conciencia, interpreta deformadamente la realidad y cuando, por ejemplo, se ve en la necesidad de dejar un empleo o ya están decidiendo darlo de baja, él interpreta envidias, celos injusticias, traiciones, etc., para no resultar el culpable de tal fracaso provocado por sus excesos en la bebida. Si lo abandona la pareja es porque era muy celosa, muy egoísta, y ahora que ya no puede darle lo que antes le daba, claro, lo abandonó. Con los hijos y con los amigos sucede similar interpretación: de dañador se convierte en dañado. Y ahora con razón puede darse la autorización de beber todo lo que quiera. Sufre tanto, pero nunca, o casi nunca, reflexiona que él lo ha provocado. Este mecanismo de autocompasión o sea, proyectar en el otro lo que uno hace pero no es capaz de reconocer, no es, desde luego, privativo de la enfermedad alcohólica, pero encontramos que se le utiliza en exceso en este padecimiento, como consecuencia del deterioro mental progresivo que produce el alcohol en todas las funciones mentales”. Los celos mórbidos, pasión de celos, nos dice el Dr. Barriguete: “Solo en las personas cuya personalidad se caracteriza por la desconfianza hacia la pareja sin tener motivos reales aparece la celotipia, que con frecuencia indica tendencia homosexuales en el alcohólico que se destaparon como consecuencia de la desorganización producida por el agravamiento de la neurosis previa al alcoholismo”. (p. 180). Quiero aclarar que el texto indica tendencias no que sea precisamente homosexual la persona. “…Menos gravedad revisten aquellos celos que están motivados por el temor de perder a la persona amada como consecuencia de notar una disminución en su rendimiento sexual, porque este temor esta en la línea del juicio de la realidad y puede llevar al enfermo a comprobar que no solo ha desatendido a su pareja en el área sexual, sino en muchas áreas más”. Entonces con el comportamiento grandioso y fanfarrón, y como el alcohol desinhibe, tienden a cometer infidelidades, sintiéndose de lo más galanes o guapas y de lo cual posteriormente, con los sentimientos de culpa, acusan a la esposa(o) (con mecanismos proyectivos) de traición y engaño. Y como el juicio se altera, y no reflexionan sobre sus actos, pues es más fácil señalar a la pareja que pensar que lo que están haciendo ellos es lo que están depositando en la pareja. Es como una manera de aliviar culpas, entonces yo lo hago porque tu, me lo haces, aunque no sea real.Por último voy a describir el trastorno delirante , que tiene varios subtipos entre ellos, los celos. El delirio se define como una falsa creencia basada en una inferencia incorrecta relativa a la realidad externa que es firmemente sostenida, a pesar de lo que casi todo el mundo cree y a pesar de cuanto constituye una prueba o evidencia incontrovertible y obvia de lo contrario. El DSM-IV-TR, describe: “Tipo Celotípico. Este subgrupo se aplica cuando el tema central de la idea delirante es que el cónyuge o amante es infiel. Esta creencia aparece sin ningún motivo y se basa en inferencias erróneas que se apoyan en pequeñas “pruebas” (p.ej., ropas desarregladas o manchas en las sábanas), que son guardadas y utilizadas para justificar la idea delirante. El sujeto con esta idea delirante suele discutir con el cónyuge o amante e intenta intervenir en la infidelidad imaginada (p. Ej., coartando la libertad de movimientos del cónyuge, siguiéndole en secreto, investigando al supuesto amante o agrediendo al cónyuge)”.Goldman considera que: “el asilamiento social, originado ya sea por funcionamiento inadaptativo de la personalidad, limitaciones físicas o dislocación cultural, puede ser un factor importante en la patogénesis de los síntomas de persecución (celotipia) y trastornos delirantes en genera. Kraeplin y Kretschmer postularon que el trastorno era resultado de estrés psicológico abrumador en una personalidad premórbida caracterizada por desconfianza e hipersensibilidad al rechazo. Los investigadores subsecuentes han postulado un déficit del desarrollo de la capacidad para confiar en los demás. Freud atribuyó el pensamiento paranoide a la proyección, un mecanismo psicológico en el que se repudian las ideas o sentimientos inaceptables para la conciencia y se atribuyen (o proyectan) a otros. Salzman (1960) y Cameron (1974) supusieron que los síntomas delirantes se desarrollan a partir de sentimientos subyacentes de vulnerabilidad y demérito.” Aguillaume nos dice que:”El destino natural de los celos es terminar en un duelo. Muchas de las complicaciones clínicas que vemos en pacientes supuestamente celosos tienen que ver con duelos patológicos y no por celos. Así pues, el diagnóstico diferencial, como se dice en medicina es obligado en estas situaciones. A modo de conclusión:
1. Los celos expresan el temor a la pérdida de la persona amada.
2. Los celos anuncian la incompletud y la necesidad que tenemos de la pareja.
3. La posesión indica una falta de respeto y por lo tanto maltrato hacia la pareja.
4. Los celos muestran el destino que tuvieron las experiencias infantiles de las personas y que se reactivan en la pareja. Es por eso que muchas personas no pueden estabilizarse en sus relaciones de pareja debido a identificaciones familiares, donde observaron frecuentemente una inestabilidad en las parejas parentales. En otras circunstancias, los celos como vimos pueden ser mecanismos proyectivos: lo que yo hago, creo que tú lo estás haciendo. En el caso de la adicción al alcohol, el comportamiento de aislamiento y celos, es por la sustancia etílica, ellos tienen una vida que la dedican al alcohol; y del trastorno celotípico, se tendrá que individualizar cada caso. En otros casos, las circunstancias de pérdida, (de trabajo, de seres queridos, de salud, vitalidad, nido vacío –cuando los hijos se casan-) se reactivan los celos.
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