Una problemática social de mucha actualidad viene a ser la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, es un problema que tiene muchos siglos, una condición que se ha tratado de remediar de muchas formas, es un situación que tiene consecuencias devastadoras sobre la mujer, sobre la sociedad y sobre el mismo hombre, recordando la frase aquella “En el pecado va la penitencia”. Mucho se ha hablado sobre el tema, mucho se ha intentado como solución, programas, campañas, investigaciones, estudios y las cosas están peor, la mujer sigue siendo objeto de la violencia del hombre. Es por eso que hoy decidí escribir sobre el tema, pero desde una perspectiva diferente a la que la sociedad o la misma mujer han asumido por mucho tiempo. A nivel mundial hemos podido ver campañas pidiéndoles a los hombres cesar el maltrato hacia la mujer, hemos tratado de concientizar al hombre de la necesidad del cambio y poco resultado se ha conseguido, la mujer y la sociedad siguen esperando que el hombre deje de ser violento.
¿Que pasaría si el hombre nunca cambiara, si el hombre continuará teniendo una actitud violenta hacia la mujer? Tendría la mujer que seguir soportándolo, tendría que seguir siendo victima de la violencia, ¡NO! La repuesta tiene que ser obligadamente negativa, el papel de la mujer en la sociedad y en la familia es demasiado importante y trascendente al ser la formadora de personas, como son los hijos. Por eso mismo y por el simple hecho de ser persona, la mujer tiene derecho a ser RESPETADA, AMADA y ser tratada con DIGNIDAD, pero la solución no esta necesariamente en que cambie el hombre, tampoco en que la mujer se convierta en una Juana de Arco y viva con la espada desenvainada luchando siempre por el poder.
Una opción diferente a las mencionadas atrás, es la posibilidad de cambio de la misma mujer, que la mujer aprenda a no convertirse en victima, a saber calibrar los momentos o situaciones de riesgo, a no engancharse en discusiones inútiles con la pareja, a saber en que momentos, lugares o condiciones se puede hablar de determinados temas con su pareja o no propiciar situaciones violentas donde ella pudiera salir lastimada.
En mi experiencia como terapeuta familiar he podido observar muchos casos de familias, que vivían episodios de violencia domestica o contra la mujer y que se daban incluso, de manera inconsciente como una forma de interacción enfermiza, que eran parte de patrones aprendidos muchas de las veces desde la infancia. Recuerdo el caso de una mujer que sabía que los sábados su esposo llegaba alcoholizado y se encerraba con sus hijos en una de las recamaras por que ya sabía que el esposo los golpearía, el esposo al llegar y verlos encerrados se ponía iracundo e iniciaba la agresión de manera verbal y terminaba agrediéndolos físicamente, aquel hogar se volvía un caos, gritos, llanto de los niños, amenazas y al día siguiente el perdón y la reconciliación. Al revisar el caso en terapia de grupo, algunas de las pacientes coincidieron en que tal vez el esposo al verlos encerrados lo sentía como una agresión y dada su condición de alcoholizado se iniciaba de esa manera un circulo vicioso, se le sugirió a la paciente no encerrarse el siguiente sábado, sino al contrario, esperarlo con la comida lista y sin reprocharle su estado, los resultados no se dejaron esperar, al principio, incredulidad y suspicacia por parte del esposo, pero cuando vio que era una situación natural correspondió con un actitud positiva también, cabe señalar que ese pequeño cambio sirvió para otros cambios en la relación e interacción familiar.
Quiero dejar bien claro, que no se trata de que la mujer asuma una postura de sumisión, ni de permisividad, sino una postura más proactiva, una postura más inteligente al dejar de hacer cosas que no servían para nada, como en el caso anterior que no les servía de nada encerrarse, más que para iniciar un patrón de interacción violento.
Se ha visto en investigaciones realizadas sobre casos clínicos, que cuando la mujer sufrió en su infancia de maltrato de cualquier tipo, en la edad adulta seguirá sufriéndolo de parte de otras personas, como una forma de repetir lo vivido en la infancia, como una forma de programación negativa y que hace que muchas mujeres sientan o crean que eso es lo que merecen o que es una condición natural en la vida familiar y/o sentimental.
RECOMENDACIONES
Si usted esta sufriendo de cualquier tipo de violencia no se quede sin hacer nada, recuerde que esto es una enfermedad de dos, si la violencia esta asociada al consumo de alcohol o cualquier otra adicción por parte del agresor, una opción muy eficaz de solución son los grupos de ALANON, estos son grupos de familiares de personas con alcoholismo, muchas son las mujeres que en estos grupos han aprendido a romper los patrones de violencia domestica o contra la mujer y muchas las familias que han sido beneficiadas de este tipo de terapia. Otra opción es buscar la ayuda profesional que no necesariamente tiene que ser en pareja, ya que son muchos los hombres que por temor a ser culpados, se niegan a asistir a una terapia. Y por último considerar lo siguiente para prevenir episodios de violencia mientras se busca la ayuda.
1.- Si esta a solas con el posible agresor, no trate de hacer valer su razón.
2.- Si el posible agresor esta bajo los efectos de alguna droga, aléjese de manera discreta
3.- No golpee al posible agresor, respire profundamente y piense antes de actuar.
4.- No le confiese al posible agresor, situaciones que lo puedan desquiciar, estando
solos.
5.- Si esta siendo victima de cualquier tipo de agresión, no intente ganarle al agresor,
serviría solo para incrementar la intensidad de la agresión.
Informacion obtenida de Lic. Fernando Nagao Quiñones
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